Las personas somos seres sociales y, como tales, vivimos en comunidad. Necesitamos los unos de los otros para crecer, avanzar y desarrollar nuestras vidas. 

Cualquier comunidad requiere de unas normas básicas que regulen la convivencia entre las diferentes personas que la forman. 

¿Qué es una Constitución? Pues básicamente podríamos decir que es ese conjunto de normas básicas de convivencia, que elegimos los ciudadanos para organizar el funcionamiento del país y las relaciones de las personas, entre sí y también con las diferentes instituciones. Con ello buscamos lograr una buena organización y utilización de los recursos comunes, teniendo siempre como objetivo el interés general

Si te apuntas a un gimnasio, te lees las normas de funcionamiento del mismo (cuotas a pagar, horarios de apertura y cierre, obligatoriedad de usar gorro y chanclas en la piscina, normas de uso de vestuarios, taquillas, etc.). Reglas todas ellas establecidas con el fin de lograr una buena organización y utilización de los espacios, así como una correcta prestación de los servicios, teniendo siempre como objetivo la satisfacción de los usuarios del gimnasio, que todo el mundo se sienta a gusto y que no exista ningún comportamiento que pueda resultar lesivo o incómodo para el conjunto de personas que acuden a ese gimnasio (lo que podría entenderse como mirar por el interés general). A partir del conocimiento de estas normas, los usuarios también pueden presentar sugerencias de mejora o críticas de aquello que consideren que no es justo. De esa forma es como se va mejorando día a día (sea en un gimnasio o en cualquier otro grupo de personas).

No tendría mucho sentido que, nada más apuntarte al gimnasio, y sin haberte leído las normas, empezaras a criticar su funcionamiento y a opinar sobre cómo deben ser las clases…

Del mismo modo, para vivir en la sociedad formada por los habitantes de un país, sería conveniente que todos leyéramos y fuéramos conscientes de las normas que rigen el funcionamiento de dicho país (la Constitución española en nuestro caso) para conocer:

  • nuestros derechos y la forma de protegerlos y/o exigirlos.
  • nuestras obligaciones.
  • la forma de resolver los posibles conflictos que se den.
  • el funcionamiento y organización de las diferentes instituciones
  • las diferentes formas de participar en la toma de decisiones, la aportación de sugerencias y, por supuesto también, las críticas de lo que nos parezca mejorable.

Sólo así los ciudadanos estaremos lo suficientemente informados para poder tomar decisiones desde la reflexión y el sentido crítico que aporta el conocimiento y, de este modo, entre todos contribuir a la mejora constante (y ya de paso, si puede ser, contribuir a reducir el ruido y la desinformación que sólo producen estancamiento o incluso, en el peor de los casos, retrocesos).

Y tú ¿Qué opinas? ¿Te parece necesario estudiar la Constitución?

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