He comentado muchas veces la importancia de que la imagen vaya siempre acompañada de un contenido, siendo la imagen una forma de comunicarlo y de reforzarlo.
La imagen por sí sola, como mera apariencia, no tiene mucho sentido, como tampoco lo tiene el hecho de que la imagen distraiga del contenido al que debería apoyar.
Hace unos días asistí a la conferencia-presentación del libro “La Adolescencia. 7 claves para prevenir los problemas de conducta” a cargo de Belén Colomina (Psicóloga y Terapeuta Gestalt) y Pedro García Aguado (Hermano Mayor). Esta conferencia se encuadraba dentro de las actividades del proyecto Fem Família (Hagamos Familia), un proyecto que pretende actuar cono nexo de unión entre padres, docentes y la Concejalía de Educación del Ayuntamiento de Alcoy (Alicante) para resolver, mediante el trabajo en equipo, los retos y necesidades que surgen a los padres o educadores.
El hecho de que uno de los ponentes fuese un rostro conocido por aparecer en el programa de Cuatro “Hermano Mayor”, hizo que el interés por asistir al acto fuera grande y actuó como un potente “gancho” para conseguir una asistencia multitudinaria. Hasta aquí, podemos decir que la imagen mediática ayudó a difundir el contenido, que en este caso se trataba de los problemas de conducta de la adolescencia.
Pero ¿qué pasa cuando esa imagen mediática acapara mayor protagonismo que el mensaje al que pretende apoyar?
Ya de entrada, la figura del “Hermano Mayor” parecía que era la que suscitaba mayor interés, hecho que Pedro García incrementó al retrasar su llegada, y con ello el inicio de la conferencia, de manera considerable. Finalmente la conferencia empezó sin él y la psicóloga Belén Colomina nos fue introduciendo en el tema: los problemas de conducta.
La ponencia fue muy interesante y en ella se desgranaron puntos claves a tener en cuenta para evitar futuros conflictos, entre ellos destacaban (o me llamaron la atención por lo irónico del caso) los siguientes:
-El respeto hacia uno mismo y hacia los demás.
-La problemática del excesivo culto a la imagen en la adolescencia, cómo afectan los complejos en una época en la que se está formando la percepción de la propia imagen y cómo se puede acentuar por la interacción en la redes sociales.
-La necesidad de fomentar el esfuerzo, la maduración, la paciencia, en contra de la inmediatez que favorecen las nuevas tecnologías.
-El comportamiento de los padres debe ser ejemplar y coherente con lo que se pretende enseñar a los hijos.
Digo lo de irónico porque el hecho de llegar tarde ya supone una falta de respeto hacia todos los asistentes, que se puede disculpar por la involuntariedad y porque puede deberse a causas externas. Pero lo que no es tan disculpable es que, llegando cuando la conferencia ya ha dado comienzo, Pedro García interrumpa con su entrada en el escenario la charla de su compañera y directamente tome la palabra él para a continuación decir “Bueno, pues vamos a empezar!!”. No Pedro, ya habíamos empezado y lo correcto hubiese sido que esperases a que tu colaboradora terminara de hablar y te diese paso.
Ya he comentado que la imagen mediática de Pedro García Aguado actuó como reclamo, pero se me plantea la duda: entre los asistentes ¿cuántos prestaron atención al contenido?
Tras dos horas hablando de respeto, de la importancia de la escucha, de trabajar la no frustración cuando no se consigue algo de inmediato, de que los padres deben ser un espejo en el que los hijos puedan mirarse, se da paso al turno de preguntas (presupongo que quienes asisten a una conferencia sobre este tema tienen interés y por tanto preguntas), pero sólo da tiempo a formular una, Pedro García comenta que va a poner un vídeo y de repente aparecen 4 personas (adultas) con el libro bajo el brazo con la intención de que se lo firmen. Pedro García les indica que por favor se sitúen a un lado (recuerdo que la conferencia no ha finalizado aún) y que formen una cola ordenada para que al finalizar les pueda firmar el libro.
Pero NO, estas personas (adultas) decidieron que no, que no querían esperar y se subieron al escenario en busca de su autógrafo y su foto con el “Hermano Mayor”, ante esto, un gran número de asistentes decidió que también era su momento y no dejaron finalizar la conferencia, avasallaron sin hacer una fila ordenada, madres gritando porque había quien, según ellas, se colaba a sus hijos (digo yo que para colarse, primero debería haber una cola), madres subiéndose encima de las sillas gritando más para que les hiciesen caso a sus hijos (algunos chavales se pasaron toda la conferencia molestando a quienes estaban a su alrededor, pero ahí sus madres no consideraron necesario decir nada).
En fin: La inmediatez: quiero mi foto y la quiero ya, no espero a que acabe la conferencia, no respeto al resto de público, no respeto ni a los ponentes.
Era más importante conseguir la firma en el libro, que el contenido del libro, era más importante fotografiarse con él, con el “Hermano Mayor”, con el que sale en la tele, era más importante poder mover la “imagen” por la redes sociales, para que todos “vean” que he estado con…
Una lástima: has estado con….pero no te has enterado de NADA de lo que ha dicho.
La imagen del personaje famoso sirvió para reforzar el evento, para darle difusión, y bueno es si con ello se consigue que el mensaje cale, pero ¿caló? Parece que no a todos. A esto me refiero cuando digo que la imagen distrae del contenido o cuando finalmente es una IMAGEN VACÍA, la que se llevaron quienes sólo buscaban la foto, la imagen, la apariencia y que, por su comportamiento, evidenciaron que no escucharon nada de lo que se dijo allí.
Entre esas personas había padres y educadores ¿qué les critican luego a sus hijos?
Por si os habéis quedado con la duda: NO, al final el vídeo no se puso. Ni se pudo despedir el acto.
Así que aprovecho para agradecer a todos quienes hacen posible el programa “Fem Família”, todo el trabajo y todas la actividades que realizan en pro de la educación.
*Foto: Begoña Julià Sanchis.
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