Leo hoy en SModa de El País la noticia de que por primera vez Iberia incluye zapatillas planas dentro del uniforme de las azafatas, y lo primero que he pensado ha sido: “¡¡ya era hora!!”
Ha sido la diseñadora Teresa Helbig la encargada de diseñar los uniformes del personal de vuelo y en su propuesta ha primado la funcionalidad sin por ello perder la elegancia. Felicito a la diseñadora y a quienes han aprobado esta propuesta, pues pone cordura en las normas de vestuario a veces ridículas (y muchas veces machistas) de muchas empresas.
Hay quienes no tienen claro qué es tener (o dar) una buena imagen y normalmente asocian “buena imagen” con vestir traje y corbata (en el caso de ellos) o vestido y tacones (en el caso de ellas). Sin embargo, no existe una única buena imagen estandarizada, sino que el que la imagen sea buena o mala depende fundamentalmente de 3 aspectos:
-la propia persona (la imagen debe alinearse con su personalidad para que no parezca que va disfrazado)
-lo que se quiere comunicar (que exista coherencia entre tu imagen y el mensaje que realmente quieres transmitir a los demás).
Muchas personas (a veces siguiendo ciegamente el dictado de la moda) eligen prendas que no les favorecen o que directamente lanzan el mensaje contrario de lo que realmente son o quieren transmitir.
-el contexto (ir con tacones a una boda está bien, pero ir con tacones a una excursión por la montaña no sólo es absurdo, sino que dice poco a favor de quien viste así, por lo que sería una mala imagen).
Evidentemente, cuando entras a formar parte de una empresa, si la misma tiene una determinada cultura y valores, tendrás que adaptarte a los mismos y, dentro de la cultura empresarial, la imagen corporativa y los valores que la misma transmite es un elemento importante que las empresas cuidan. Los empleados en este caso tienen poco margen para alinear su imagen con su propia personalidad (aunque siempre hay detalles que podemos adaptar…pero de esto ya hablaré en otro post) y lo que comunican con ella no es tanto sus valores personales como los valores de la empresa a la que representan. Hasta aquí, vale, ningún problema, la empresa también tiene derecho a alinear su imagen con su personalidad (cultura y valores) y a usar dicha imagen como herramienta de comunicación de dichos valores (seriedad, profesionalidad, etc).
Donde en este caso concreto de Iberia en mi opinión se fallaba, era en el contexto: si estamos hablando de personal de vuelo, que debe pasar muchas horas de pie, atendiendo las diferentes necesidades de los pasajeros y que, en caso de emergencia, deben ayudar a la evacuación rápida y segura del avión ¿es lógico que las mujeres deban ir con tacones siendo éste un calzado incómodo que impide moverse con rapidez? Es más: hasta ahora, la aerolínea establecía como norma que las azafatas tenían que calzar tacón bajo (entre 3-5 cm), pero para embarcar, desembarcar y caminar por la terminal, debían usar tacón alto (5-10 cm). ¿En serio? ¿tenían que llevar 2 pares de zapatos para cambiarse según estuvieran en el avión o en la terminal? Todo muy lógico para facilitar el trabajo de las azafatas (ironía en modo on).
Teresa Helbig ha demostrado con su propuesta que la comodidad y funcionalidad no tienen por qué estar reñidas con la buena imagen, en este caso en concreto considero que no sólo no está reñida, sino que la opción de zapato plano mejora la imagen de los empleados, adecuándola al contexto y permitiendo que, en este caso, el personal femenino de vuelo pueda desarrollar su trabajo de mejor forma.
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