Con motivo del reciente fallecimiento de Emilio Botín, ha sido mucho lo que se ha escrito sobre su persona en los últimos días, transcribo aquí parte de un artículo de Carme Chaparro del 10-09-14 en su blog “Notas a pie de cámara” para Yahoo noticias, donde destaca la buena gestión de su imagen y su habilidad para la comunicación visual:

“Campechano Emilio Botín: el Rey de la foto.
¿Quién es Francisco González? ¿Quién es Isidro Fainé? ¿Quién es José Ignacio Goirigolzarri?
¿Han acertado los tres? Casi seguro que no. Y puede que ninguno. Son los presidentes de las mayores entidades bancarias de España: BBVA, CaixaBank y Bankia.
Sin embargo, si les pregunto quién es –bueno, quién era- Emilio Botín, casi todos ustedes le podrán cara y nombre. Ese señor de los tirantes rojos. Ese tan moreno y con tan poco pelo. Ese que mandaba tanto. El que salía en las fotografías con el piloto de Fórmula 1 Fernando Alonso. El que… el que… el que…
¿Por qué todos sabemos quién es el presidente del segundo mayor banco de España en activos –tras CaixaBank- y, sin embargo, no conocemos al resto de la lista? Porque Emilio Botín era un mago del lenguaje corporal, de la comunicación visual. Botín era el Rey de la Foto. Yo mando aquí, era su mensaje. Y nos llegaba con absoluta claridad. Consiguió hacerse huecos en la prensa, consiguió que se publicaran fotografías suyas como ningún otro banquero; y casi como ningún otro empresario.

José Luis Rodríguez Zapatero con Pedro Solbes, Francisco González, Emilio Botín, Miguel Blesa e Isidre Fainé | EFE

José Luis Rodríguez Zapatero con Pedro Solbes, Francisco González, Emilio Botín, Miguel Blesa e Isidre Fainé | EFE
Fíjense en esta fotografía. El entonces presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y su ministro de Economía Pedro Solbes, reunidos con los presidentes de las más importantes entidades bancarias –Emilio Botín del Santander, Francisco González del BBVA, Miguel Blesa de Caja Madrid e Isidre Fainé de La Caixa- preparando su asistencia a la cumbre del G-20 en Washington. Estamos en Moncloa, en Noviembre de 2011. Pero, ¿quién parece estar como en su casa? Botín está sentado como lo haría en el sofá de su salón. Además, fíjense en su interacción con Zapatero: Botín domina el sofá y ha “echado” al Presidente del Gobierno hacia una esquina. E, incluso en la esquina, echa el cuerpo hacia atrás, buscando más espacio.
¿Y en esta otra fotografía? ¿Quién parece el maestro y quién el alumno aplicado que le escucha embelesado?

Emilio Botín recibe al presidente José Luis Rodríguez Zapatero en las oficinas del Banco Santander en septiembre de 2007 / Bernardo Rodríguez (AP)

Botín y Zapatero, reunidos en 2007. (Foto: Bernardo Rodríguez (AP))
Fuera donde fuera, Botín conseguía ser el centro de atracción, el imán hacia el que se dirigían todas las miradas. Consiguió salir airoso incluso el día de su declaración en la Audiencia Nacional por el caso de las cesiones de crédito del Santander. Fíjense con qué cara, qué soltura y qué tranquilidad hizo el paseíllo ante la prensa antes de declarar ante el juez (un paseíllo que podía haber evitado simplemente pidiendo a su chófer que le dejara en las escaleras del alto tribunal). Y comparen su paseíllo con el de Iñaki Urdangarín, que no iba ni siquiera a juicio (y mucho menos a la Audiencia Nacional). El cuerpo rígido, la cara absolutamente congestionada, la mirada perdida: un robot. ¿Quién PARECE culpable, y quién no? Otra vez, en el dominio de la escena gana por goleada Emilio Botín.

Botín y Urdangarin
Esta, sin duda, es su imagen más conocida, y la que usaba cuando quería acaparar portadas y demostrar que era un campechano (¿a que les suena la palabra?) a pesar de su multimillonario patrimonio, su multimillonario negocio y las constantes sospechas de “trucos” fiscales.

Emilio Botín

El presidente del Banco de Santander, Emilio Botín. EFE / Juanjo Guillén

Salía del coche (del cochazo, y con chófer) en mangas de camisa y tirantes (siempre rojos, el color corporativo del banco) y siempre se ponía la chaqueta ante los reporteros gráficos. Soy un tipo sencillo, humilde y campechano, quería transmitir (hasta casi hacernos olvidar que lo que llevaba puesto quizá igualara el sueldo medio anual de muchos españoles).
De hecho, con gestos así consiguió portadas de periódicos en los que él era “uno más” en importantísimas reuniones económico-políticas. En esta imagen, en concreto, le vemos en el jardín de Moncloa. Iba a una reunión con Zapatero y sus ministros, junto a importantes directivos de grandes empresas españolas. Pero, en toda la prensa, la imagen más repetida fue ésta, el campechano Botín, y no la foto de grupo.


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