Todos hemos oído hablar de la importancia de la “primera impresión”. Nuestro cerebro, de forma inconsciente juzga a quien conoce por primera vez. Es nuestra herencia primitiva, de los tiempos en los que nuestra supervivencia dependía de que tomáramos decisiones o actuáramos con rapidez.

A continuación adjunto un extracto del artículo de Antonio Martínez Ron del 12 de agosto de 2014, para la revista Neurolab, en el que expone algunas investigaciones sobre el tema:

“Tu cerebro juzga las caras incluso ¡antes de verlas!

De la importancia de las caras para nuestro cerebro ya hemos hablado muchas veces en Neurolab. Somos buenos reconocedores de rostros y no solo podemos distinguir una cara en medio de otros patrones visuales, sino que distinguimos la carga emocional de un gesto con poquísimas pistas. Pero lo que acaba de confirmar un equipo de investigadores de la Universidad de Nueva York es todavía más impresionante: nuestro cerebro es capaz de juzgar el nivel de confianza que merece una cara antes incluso de que esa información pase a nivel consciente.
¿Y esto cómo se mide? Los investigadores generaron un espectro de caras simuladas con distintos niveles de agresividad, de modo que unas inspiraban más confianza que otras. La posición de las cejas y los labios, según otros muchos estudios, juegan un papel determinante, como puedes comprobar en este vídeo de la Universidad de Princeton.

Una vez obtenido el catálogo de caras, los voluntarios eran expuestos a estas imágenes por un período de 33 milisegundos y a continuación se les ponía durante 167 milisegundos una máscara neutra para asegurarse de que no siguieran viendo la primera imagen. Al mismo tiempo se analizaba la actividad cerebral de los sujetos y lo que vieron los neurocientíficos fue que, a pesar de que las personas no eran ni siquiera conscientes de que habían visto una cara, cuando se les exponía a un rostro de esos que preferirías no encontrarte en un callejón oscuro, un pequeño núcleo del cerebro conocido como la amígdala se activaba como si fuera un botón de emergencias.
“La amígdala presentaba respuestas muy sensibles a pesar de que, objetivamente, la cara no era vista”, explica Jonathan Freeman, uno de los autores del estudio. Este núcleo del cerebro, implicado en algunas respuestas muy primarias como el miedo, presenta una respuesta antes de que la información pase a la corteza cerebral y la persona sea capaz de tomar una decisión. “La amígdala está fuertemente asociada con el procesamiento de señales de amenaza”, explica el profesor de Psicología Ricky van der Zwan. “Trabaja para mantenernos salvo. Intenta darnos la oportunidad de sobrevivir un poco más, en este caso, manteniéndonos lejos de la gente poco fiable”.

Aunque el fondo del asunto ya se conoce bien desde hace años, lo que refuerza este estudio publicado en The Journal of Neuroscience hace unos días es que de alguna manera prejuzgamos y tomamos decisiones sobre la gente influidos por una primera impresión que no tiene que ver con criterios a nivel consciente. En otros contextos, los científicos ya han demostrado un fenómeno llamado “ceguera a la elección” por el cual somos capaces de justificar a posteriori decisiones que ni siquiera hemos tomado. En el caso de la amígdala, lo llamativo es que cuando los sujetos eran expuestos a la fotografía con más tiempo – y no subrepticiamente- ya no presentaba los mismos niveles de activación de la primera prueba.
Referencia: Amygdala Responsivity to High-Level Social Information from Unseen Faces (The Journal of Neuroscience) doi: 10.1523/JNEUROSCI.5063-13.2014


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